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Reportaje - Junio 2025

LA DIVERSIÓN NO ESTÁ SOLAMENTE EN LAS PANTALLAS

Un llamado a proteger la vista y la mente en vacaciones

Con el fin del año lectivo en la Sierra y Amazonía acercándose, las pantallas de celulares y computadoras se convierten en la distracción favorita de niños y jóvenes. En Tulcán, expertas alertan sobre los riesgos del uso excesivo y comparten claves para un verano saludable. 

Las vacaciones escolares de este año están a la vuelta de la esquina, y con ellas, el riesgo de que niños y jóvenes pasen horas frente a pantallas. El brillo de celulares y computadoras, aunque tentador, puede dañar la vista y afectar la salud mental. En Tulcán, una optómetra y una psicóloga clínica fundamentan esas situaciones para crear conciencia, ofreciendo consejos prácticos para que las familias disfruten de un verano lleno de juegos al aire libre, risas y conexiones reales, lejos de los píxeles. 

Pantallas que nublan la vista

El tiempo prolongado frente a pantallas tiene consecuencias. “Tenemos bastante resequedad ocular. Los niños pasan cinco, seis horas, y empiezan a tener dolor de cabeza, irritación, picazón en los ojitos, también fatiga ocular,” explica Alison Guacalés, optómetra y propietaria de Vision Click. La falta de parpadeo es un culpable clave: “Retienen su parpadeo al sesenta por ciento y hace que tengan mayor resequedad ocular.” 

Otros riesgos incluyen desenfoque visual y estrabismos leves. “En los juegos, enfocan tanto o se acercan tanto al celular que hay un desenfoque visual,” añade Guacalés. La miopía también preocupa, especialmente en niños con antecedentes familiares. “Si el papito o la mamita utiliza lentes, los hijos pueden llegar a utilizar lentes porque las enfermedades refractivas son hereditarias,” advierte. Además, el uso excesivo de pantallas agrava estas condiciones, y en casos extremos, frotarse los ojos por irritación puede deformar la córnea, llevando a formar un queratocono. “La córnea va creciendo en cono, y luego toca hacer cirugías,” alerta. 

Una mente sobreestimulada

Además, las pantallas no solo afectan los ojos, sino también la mente. “A nivel psicológico, vemos problemas de conducta y comportamiento. Los niños y adolescentes tienen una sobreestimulación,” explica Melany Morillo, psicóloga clínica. Juegos violentos o contenidos inapropiados generan “bastantes problemas de frustración, poca tolerancia en temas de emociones, obsesividad, dificultad de atención, retrasos en el habla, en habilidades sociales, ansiedad, y problemas de sueño.” 

El acceso sin control a contenidos es un peligro. “La mayoría de los juegos están anclados a páginas de contenido de adultos,” advierte Morillo. Sin supervisión, niños y jóvenes quedan expuestos a material no apto, afectando su desarrollo emocional. 

Límites para un verano saludable

Para proteger la vista, la optómetra recomienda la regla 20-20-20: “Descansas veinte segundos, con buena postura, espalda recta, y parpadeas frecuentemente.” También sugiere lágrimas artificiales y lentes con filtro de luz azul, pero enfatiza: “No prolongar el uso, en exceso todo es malo.” Por edades, aconseja: “De cero a dos años, cero aparatos electrónicos. De dos a cinco, máximo una hora con supervisión. De seis a doce, máximo dos horas.” 

Por su parte, Morillo aboga por rutinas claras: “Para los niños, alrededor de media hora. Para adolescentes, una hora, y luego otras actividades.” Juegos de mesa, deportes o cursos vacacionales fortalecen habilidades sociales y cognitivas. “No porque estén de vacaciones, soltamos todo. La adaptación al regreso escolar es compleja,” dice. //NA

Consejos para padres

Ambas expertas llaman a los padres a actuar. “Evitarles el uso excesivo de computadoras. Que sea un tiempo prudente, de una a dos horas máximo,” insiste Guacalés, recomendando cursos recreativos y exámenes visuales desde los cinco años. Morillo añade: “Observemos qué están haciendo nuestros niños, evitemos que caigan en el consumo de contenidos no aptos.” 

Finalmente el mensaje es claro: las vacaciones son para vivir, no para mirar pantallas. Cambiar el celular por un balón, un parque o una charla familiar no solo protege la vista y la mente, sino que fortalece lazos. “Incentiven el ejercicio, el deporte, juegos que ayuden en su desarrollo,” propone la experta. Con pequeños cambios, este verano puede ser un tiempo de risas, aventuras y recuerdos que no necesitan un filtro digital. NA