Un proyecto que nació con la promesa de garantizar techo propio a 74 familias en la parroquia San Isidro, cantón Espejo, permanece inconcluso hace dos años. El espacio se volvió un foco de inseguridad.
La iniciativa, impulsada por el Municipio de Espejo en convenio con el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI), contemplaba la construcción de un conjunto habitacional en el barrio Cooperativa Iguán, diseñado para 74 familias calificadas como beneficiarias de vivienda de interés social. Sin embargo, el contratista que ganó el proceso, Imbavial EP, no cumplió con lo pactado, porque entró en proceso de liquidación. El incumplimiento contractual derivó en un juicio que, hasta el momento, sigue en trámite sin una resolución definitiva.
Promesa sin cumplir
Según el presidente de la Junta Parroquial de San Isidro, Luis Ponce, el proyecto fue anunciado como una solución habitacional prioritaria para la parroquia. “Todo se hizo con la documentación en regla y mediante convenios formales, pero lamentablemente el contratista no cumplió. Ahora todo está en manos de la justicia”, señaló.
Desde que se paralizó la obra, hace dos años, las estructuras permanecen expuestas, sin cerramiento y con materiales de construcción acumulados en el lugar. Los vecinos denuncian que en varias ocasiones maquinaria ha ingresado para retirar bloques, vigas y otros insumos, sin que haya avances en la edificación.
Inseguridad en aumento
Moradores del sector aseguran que las viviendas inacabadas son utilizadas para consumir alcohol y drogas, sobre todo las noches del fin de semana. Grupos ingresan en vehículos a utilizar este espacio y no solo perturban el descanso, sino que son escondite de otras actividades.
“Es muy frecuente que ingresen, incluso en vehículos o camiones pequeños. Hemos tenido que organizar entre vecinos bloqueos improvisados en los caminos con tierra y escombros para tratar de impedir el paso”, relató una residente.
El abandono del lugar ha facilitado también robos de animales —particularmente ovejas y ganado—, así como la sustracción de objetos de viviendas cercanas. La comunidad reporta estos hechos a la Policía Nacional, que realiza patrullajes esporádicos con motocicletas, pero la cobertura es limitada debido a que el personal debe atender varios cantones a la vez.
Beneficiarios en incertidumbre
Decenas de familias que fueron seleccionadas como beneficiarias del proyecto se encuentran a la espera de una solución. De acuerdo con Ponce, varios de ellos se han acercado a la Junta Parroquial en busca de respuestas y han propuesto alternativas como recibir las viviendas en el estado actual para culminarlas por cuenta propia.
“No podemos dar ninguna solución mientras no haya un dictamen legal. Entendemos la desesperación de la gente, pero las decisiones dependen de las autoridades competentes y del resultado del proceso judicial”, enfatizó.
Algunos beneficiarios han manifestado que, además de la inseguridad, la obra inconclusa genera un impacto visual negativo en el barrio. La falta de cerramientos y el mal estado de las calles, llenas de bloques, piedras y escombros, dificultan el tránsito peatonal y vehicular.
Hace tres semanas, personal de Imbavial ingresó al lugar, para retirar material que estaba abandonado en la vía.
“Nos afecta bastante, porque está en medio de la comunidad y representa un peligro, sobre todo para los niños. Esto se prometió como un beneficio para nosotros y ahora es todo lo contrario”, lamentó una moradora.
Exigen una solución inmediata
La comunidad de San Isidro pide a las autoridades acelerar el proceso judicial para definir el futuro del conjunto habitacional.
Mientras tanto continúan tomando medidas improvisadas para proteger el sector y evitar que el abandono siga atrayendo actos delictivos. //JP