Con más de cuarenta años de servicio, el Comedor Divino Niño Jesús, en Tulcán, se ha convertido en un pilar de solidaridad para las personas más necesitadas de la ciudad. Iniciado por un grupo de voluntarias inspiradas en una experiencia de cristiandad, este comedor ofrece almuerzos diarios a un precio simbólico de un dólar, garantizando que nadie pase hambre.
Pilar Terán, tesorera del comedor y una de sus integrantes más activas desde hace 13 años, destaca cómo la iniciativa nació del deseo de un grupo de mujeres por ayudar a los demás tras su encuentro con el padre Edison Landázuri. “Desde entonces, hemos trabajado en diversas áreas: mochilas escolares, atención médica, una farmacia, un consultorio odontológico, y por supuesto, este comedor”, explica Terán.
En el último año, el comedor ha servido más de 22.600 almuerzos, una cifra que refleja la dedicación de las diez voluntarias que trabajan incansablemente de lunes a viernes. Entre ellas, ocho son fijas en la preparación de los alimentos, mientras otras se suman para atender a los comensales.
Organización y trabajo diario
Cada lunes, las voluntarias adquieren los alimentos no perecibles en el mercado San Miguel y planifican un menú semanal en base a las reservas disponibles en la despensa. Las labores comienzan a las 9:30 de la mañana con la organización de la cocina y continúan hasta las 12:30, cuando se reciben a los primeros comensales. Antes de cada jornada, el equipo realiza oraciones al Divino Niño y otros santos para encomendar su trabajo a Dios.
“Cocinar para más de 100 personas no es fácil, pero sentimos que Dios nos da fuerzas cada día,” comenta Terán. A pesar del cansancio, el equipo encuentra renovación espiritual y energía para continuar.
¿Quiénes son los beneficiarios?
El comedor atiende a niños, adultos mayores y personas de escasos recursos, quienes encuentran un espacio acogedor y una comida nutritiva. Además, algunas personas llevan los almuerzos a casa en viandas. A todos se les ofrece un menú que incluye sopa, plato fuerte y jugo, preparado con cuidado para garantizar un balance nutricional.
El apoyo de la comunidad
El funcionamiento del comedor se sostiene gracias a las donaciones de la parroquia La Catedral, que destina la limosna de la misa dominical, y de personas bienhechoras. Aunque estos fondos no cubren la totalidad de los costos, son un aporte esencial para mantener viva esta obra.
“Hemos visto cómo la providencia de Dios nunca nos deja solos. Siempre encontramos la manera de seguir adelante,” afirma Terán. Además, aunque el equipo está compuesto exclusivamente por mujeres, los comensales hombres suelen ofrecer su ayuda con tareas como cargar el gas o limpiar el comedor.
Un ejemplo de solidaridad
El Comedor Divino Niño Jesús no solo alimenta cuerpos, sino también almas. Su labor demuestra cómo la fe y el compromiso pueden transformar una comunidad, brindando dignidad y esperanza a quienes más lo necesitan. En un mundo donde la necesidad es constante, estas voluntarias han encontrado en el servicio una razón para seguir adelante, confiando en que el esfuerzo colectivo puede marcar una diferencia.
Para quienes deseen colaborar, el comedor siempre está abierto a donaciones y manos solidarias que deseen unirse a esta causa. El comedor está ubicado en el edificio de la Diócesis de Tulcán en el último piso y su atención es de lunes a viernes a partir de las 12:30. NA